Él deliraba y su mano sobre el lienzo
suaves trazos dejaba;
su imagen en su mente ya casi borrosa
de tanto amarla la tenía tatuada.
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Ríos de pintura sobre el lienzo derramaba,
sus dudas se vuelven incertidumbres,
en su mente calenturienta por la fiebre
enardecida al amor que le profesa.
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La luz del vivo día esculpe al viento en la cortina,
él con sus suspiros hace un cuerpo vivo;
que se mueve por la estancia
y se desliza por el pincel como por el filo de un cuchillo.
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Su mente imagina, su mano trabaja
y su corazón herido le daba aliento;
en equipo va creando esta bella obra
que casi le nubla el pensamiento.
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Al poeta que le dio la manía de pintar esta mujer
y cuando pinta la tenía le puso un letrero en los pies
en el que se leía:
¡¡Ya estoy como tú querías!!.
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Loco perdido por ti,
no te alejes de mi
que en ello me va la via...!
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