En aquel huerto frondoso donde crecía el rosal
el níspero y el San Pedro, que ella alcanzaba
con la mano desde su propia cama..
la ventana moruna donde su fiel canario cantaba.
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Aquella casita blanca como una paloma
a los pies de los pinos posada..
que tan tiernos recuerdos me trae
de mi ya muy lejana infancia.
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Allí vivía mi adorada viejita..
mientras como una vela poco a poco se consumía..
me contaba extrañas y viejas historias
que yo apenas comprendía, me parecían cuentos de hadas.
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Aquel rosal color butano que también olía
que ella desde antaño tenía..
era tanto el amor que le tenía que si alguno osaba
mal tratarlo podía pagarlo con su vida....!
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Aquel santón que no recuerdo su nombre
nepomuceno, que era su devoción y su protector..
¡Que lejos queda ahora aquella niñez!!
miro a través de las nubes y ya no te veo...!
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¡Aún brilla aquella medallita
que colgaste para mi protección en mi cuello..
como el frío en la madrugada que te fuiste..
aquel triste y lejano invierno....!!
Amigo, es un dulce, precioso y nostálgico poema. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias bella amiga, es muy grato para mi verte por mis escritos. Besos y que Dios te proteja entre sus brazos.
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