Sin dar tres cuartos al pregonero...!

Añoro la ceguera, ese punto

  de luz al final del túnel;

    bebo de mis memorias guardadas

     como otros beben de los veneros y de las fuentes

      o, de los vasos dorados de las antiguas liturgias.

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Después de muchos vuelos, cortos, largos y acompasados

  cruzando fronteras y océanos;

   ahora me han dejado vivir mi vivir..

     tranquilo y sin intimidaciones;

      sin que nada ni nadie pueda ganarme 

       en sutileza ni la obscura noche en su sigilo.

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Soy el clásico hombre que jamás

  se salió de los alrededores de su sombra;

   ni aún de noche, el que se ha hecho respetar

    por sus hechos y su comportamiento..

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El que recorre sus habitaciones del pasado,

 organizando y guardando todo aquello

   que pueda ser bueno y tirando todo lo malo;

    guardando para sus adentros la sustancia

     de su felicidad, sin dar tres cuartos al pregonero...!

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Y para guarecerse, sólo necesita

  los nombres de aquel que fue..

   recordar la identidad con la que siempre vivió...!!