Los hombres que cultivan estos campos,
que ven con amargura he impotencia
como cualquier "piromano" desalmado en segundos se lo quema;
ellos que antaño los cuidaban con celo
como si de un hijo se tratara.
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Ellos limpiaban los raídos encinares
talaban los viejos y ya acabados árboles
para hacer el carbón y alimentar sus chimeneas.
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Hoy ve a sus hijos huyendo hacía las ciudades
las tormentas arrastrando los limos
y las sustancias de la madre tierra
por los sagrados ríos hacía los embravecidos mares.
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Ellos trabajan en paramos estériles
de esta inhóspita y pobre tierra;
son los hijos de una estirpe de rudos campesinos
ya en grave peligro de extinción.
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Rabadanes con grandes manadas de merinos
trashumantes cruzan por las cañadas reales;
la piel de toro de esta vieja España,
buscando tierras fértiles y vírgenes.
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Con los ojos siempre turbios perdidos
en horizontes lejanos donde no exista la miseria;
el numen de estos áridos campos es sanguinario y frío
y se dicen: pronto veréis llanuras
fértiles de la tierra prometida....!!!
Hermoso poema, bendecida smana
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