El estomago deshabitado de una rata
puede corroer los barrotes de tu cárcel dorada,
destrozar el oro y los cristales de las vidrieras;
la brisa caribeña me trae olores de fuego al atardecer.
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Rodando bajo el árbol del pan
entre la duda del gomero pegajoso
y la arrogancia laureada del ópalo;
murmuro entre la niebla tu nombre tan redondo de mujer.
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Y sin darme cuenta siquiera llego al tamarindo de la esquina
vuelvo eufórico con la rosa de Bayahibe entre mis manos;
convertido en pájaro amarillo y en el pico una canción..
me meso con voluntad eólica de mi ya lejana juventud.
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Danzo en mis locos territorios embravecidos
y por tu cabello se desliza mi mano
como la espuma volátil de mis oscuros pensamientos;
esculpo teorías fantásticas...
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Que luego más sereno
me río a carcajadas de ellas..
con mis locos pensamientos de poeta
y es que no hay como la pluma de un poeta para decir....
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