Puñados de trigo voy tirando al aire,
amapolas que se crecen entre los trigos;
desde que pasé por tu puerta aquella tarde
en aquella alegre casita de campo.
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La dulce ranciedad del higo breva pruebo,
gimo, y sorbos de luz de tus labios bebo;
y disfruto con el trino del ruiseñor y el jilguero,
y canto, danzo hasta enloquecer.
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Me llenó de orgullo de la tierra que piso,
y todo es mi canto, mi imagen, mi eco;
y como un loco me euforizo...
me lleno de pasión cuando piso la tierra a la que pertenezco.
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Aspiro todo el aroma a tomillo y a romero,
y visito las fuentes cantarinas,
buscando agua fresca y amor campero;
mi sangre hierve a borbollones como un venero.
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Y se oyen, sólo trinos y piares por los trigales,
cuajados de amapolas y una campesina que canta;
con su cuerpo perfumado a tomillo y a romero,
con la banda y laureles se frota los senos.
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Y se engalana como una princesa del pueblo
de centeno y del pubis, todo misterio;
su cuerpo lo cubre de amapolas
y trigo nuevo.....!
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