Si me cedieran este capricho

de remontar la montaña de los años 

y una hermosa reconquista triunfal

de mi ignorancia de volver de nuevo 

a tener mi cerebro de niño impoluto.

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Volver a ser aquel pequeño ruiseñor

y el pétalo de la pulcra infancia..

para mis papas, y correr tras las lagartijas

después de mamar la dulce miel

en los pechos de mi cálida mamá.

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Entonces con mi instinto de mi amor maternal

me subiría a su regazo

y me refugiaría en sus protectores brazos;

para no ver el desaguisado

que esta haciendo esta alocada humanidad.

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Seguro que con el camino andado

te querría aún más si cabe todavía.. 

hasta el agua inmanente de tu pozo 

o, hasta el penacho tornadizo y frágil

de tu melocotonero en flor.

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Te dejaría el beso en tu frente inaccesible

que hoy por desgracia no puedo darte..

y te diría: yo no soy una casta pequeña,

sino el que te quiere más cada día...!