¡¡Viejo, ya lo tuyo se acabó...!

No encuentro la almohada que sea la horma de mi cuello,

unas son duras y otras grandotas y a puñados

como las que existen en los hoteles modernos..

Quizás húmedas y frías, pero todas con algo en común:

¡martirizar mi cuello!.

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Mi cama es como un gran trigal, de mi lejana Andalucía,

que si no tiene amapolas, es como cuando tú no estas..

se siente sola y vacía;

mi cuarto en esas noches de castigado insomnio,

es un bosque de milenarias encinas...!

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Para mi desconsuelo y mi dolor de cuello,

me asomo a la ventana y lo que veo es otro bosque,

pero este quizás mas negro y aún, más feo...

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Pues en este reinan lobos y tigres..

pero de dos patas..que entre otras cosas;

que dan repelucos nombrar: parece ser

que disfrutan con una : "sustancia blanca".

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Por mis pupilas alargadas y cilíndricas,

intento buscar una satisfactoria explicación

en este valle de lágrimas;

yo sólo soy una lengua de caballo viejo

esperando en el congelador a que vengan a por mi:

y me digan: ¡¡Viejo, ya lo tuyo se acabó!!.