Se mueve en el aire del soliloquio
en las arenas calientes y con el mundo por montera;
la parvada de vivaces avecillas;
con sus diminutos ojos escrutando el cielo
y cada milímetro de tierra reseca y caliente;
pues en ello le va la efímera vida...!
***
Siempre pendientes del silencioso
vuelo del águila perdicera;
para que sus ojitos no se olviden
del azul del cielo y del arte del vuelo.
***
En las grandes estepas
donde habita la bella perdiz roja;
siempre se sienten espiados en silencio
por el astuto conejo o, la víbora,
de lengua viperina que los observa impávida
desde cualquier agujero.
***
Confeccionando en su malévolo cerebro
un suculento almuerzo..
con estos vivaces pero indefensos picaruelos;
que sin la cátedra y la astucia
de su espetar, pronto serían
el alimento incuestionable de estos desaprensivos....!

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