De la bella ciudad moruna
Llamada Setenil de las Bodegas,
desde su castillo moruno con sus murallas y sus almenas,
Se divisa otro castillo en una ciudad herma.. que se llama Olvera;
Allí contemplando el transcurrir de la tarde
a solas con mi sombra y mi conciencia.
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Allá en el fondo se desliza parsimonioso el río
entre olivares y huertas;
Regando a su paso estas fértiles vegas,
donde si crían ricos melonares orgullo de esta tierra.
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Tiene las vides dorados pámpanos
sobre las viejas y retorcidas cepas;
De ahí los famosos vinos de Setenil de las Bodegas;
A orillas de uno de los afluentes del río Guadalete..
Del que casi nadie lo recuerda.
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Lejos los montes de Setenil duermen
envueltos en una gejosa niebla;
Esperan al carbonero y al cerdo de montanera;
Las areniscas bancalas de Alcalá con su ruda mole de piedra;
En esta tranquila tarde de primavera.
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La suave brisa ha sacudido
los viejos chopos que hay en la rivera,
levantando amarillos torbellinos
de polen de los olivos y la madreselva;
Ya va llegando el ocaso, la luna se asoma tímida
por la vaguada de la sierra,
amoratada, preñada y llena.
Ya se me fue la tarde, ya el rubio se aleja,
ya me voy a la bodega a degustar un oloroso vino añejo;
¡Ay, ya, no puedo vivir sin ella!!!.
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